Diversidad, biología, evolución, ecología, pesca, conservación, evolución, con especial atención a las especies presentes en Galicia.

martes, 31 de enero de 2012

Tiburones en Galicia

Marrajo (Isurus Oxyrinchus). Foto: Andy Murch


Los tiburones no saben de fronteras.

Ni su cerebro ni su sofisticado aparato sensorial han sido programados evolutivamente para comprender semejante concepto, sino para centrarse en lo que de verdad es importante, la comida y el sexo, ignorando todo lo que sea perfectamente inútil o pueda suponer una amenaza gratuita para la especie (lo cual demuestra que, al menos en estas cuestiones, estas criaturas son más inteligentes que los seres humanos). Cuando aparecieron sobre la Tierra, allá por el Devónico, hace unos 350 millones de años, estas cosas no existían, no había fronteras de ninguna clase: no existía Galicia, como tampoco Asturias, Portugal o España... En realidad, ni existía la Península Ibérica, ni Europa... ni el mismísimo océano Atlántico. Por no existir, ni siquiera existían Vigo y su alcalde. El planeta tenía entonces un aspecto muy distinto del de ahora: en su superficie sólo había un único e inmenso continente, Pangea, bañado por un océano interminable, Panthalassa, repleto de depredadores y de presas. Y todavía tuvieron que transcurrir unos cuantos millones de años más antes de que los tiburones pudiesen asistir al nacimiento de los continentes, mares y océanos actuales, seguramente con la única curiosidad de conocer qué nuevos platos se estaban preparando en la cocina vanguardista de la Evolución. Como para entender una cosa que no se puede comer, que no sabe a nada.

Dicho esto, siempre resulta interesante conocer qué especies se sienten atraídas de algún modo hacia esta parte del Atlántico nororiental, bien sea porque les cae de paso, bien porque consideran que es un sitio ideal para pasar unas vacaciones; o bien simplemente porque es aquí donde han fijado su residencia, tal vez convencidos de que Galicia "é o mellor país do mundo" (opinión con la que muchos podemos estar de acuerdo aun sabiendo que es mentira). Tal es, justamente, el objetivo de este modesto Blog: hablar de los tiburones que tenemos por aquí, que son muchos y muy variados, como en un Ultramarinos. ¿Por qué? Además de por el puro disfrute personal (este blog es una excusa para aprender más sobre ellos), se me ocurren otras tres razones:

1) Porque los tiburones son unos animales extraordinarios, fascinantes, que merecen ser conocidos y admirados, tanto por su belleza y la perfección de su diseño, como por el imprescindible papel que desempeñan en el mantenimiento del equilibrio de los océanos.

2) Porque todavía hay muchos gallegos (y no gallegos) que no saben que en Galicia también hay tiburones (la pregunta "¿Pero aquí hay tiburones?" la he oído un montón de veces), y de los que salen por la tele: tintoreras, marrajos, peregrinos, además de otras especies más modestas como los ghaxapos o melgachos, que efectivamente también son tiburones, y se los comen sin saberlo.

3) Porque estoy convencido de que conocer y admirar lo que tenemos es el primer paso para protegerlo, para buscar o exigir soluciones a la problemática que rodea a estos animales y que les está empujando al borde de la extinción. Si el pueblo no se conciencia por falta de información, no esperemos que los políticos hagan lo propio.

Una última consideración, esta vez personal. No soy científico ni biólogo marino, sino profesor de Lengua española y Literatura en un centro de Educación Secundaria. No me considero, por tanto, un experto en tiburones tal como yo entiendo que debe ser el sentido de esta palabra: el de una persona que se dedica profesionalmente a su estudio e investigación. Soy sencillamente un aficionado que, después de unos cuantos años recorriendo alguna que otra lonja y leyendo y estudiando cuanto ha caído en mis manos sobre estos magníficos animales, ha acumulado un cierto caudal de conocimientos e información que se ha propuesto compartir. Eso es todo.

Salud. Y que disfrutéis.
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