 |
Tiburón blanco (Carcharodon carcharias) en una gran fotografía de Isaías Cruz. |
Ocurrió en agosto de 1908 cerca del cabo Fisterra. La víctima fue el tripulante de un vapor de la naviera británica P&O (
Peninsular and Oriental Steam Navigation Company) que por motivos desconocidos se cayó al mar y acabó devorado por un tiburón que, según testimonio de los pasajeros, llevaba varios días siguiendo el barco.
Esta es es la noticia completa (1). Está fechada el 28 de agosto de 1908, pero no salió publicada hasta el 14 de octubre en el
Poverty Bay Herald. La traducción, como siempre, es mía (no es muy allá, pero siempre es mejor que la de cualquier
translator).
DEVORADO POR UN TIBURÓN
Londres, 28 de agosto.
Los pasajeros del vapor Arabia, de la Compañía P&O, que llegó esta semana, fueron testigos de una horrible tragedia. Un miembro de la tripulación, William Newbury, fue devorado por un tiburón. Newbury tenía 26 años de edad y estaba casado. Hacía varios días que un tiburón de gran tamaño iba siguiendo el barco. Cuando el correo se encontraba en las cercanías del cabo Finisterre se oyó un grito de "Hombre al agua". Al instante todos sintieron un vuelco en el corazón cuando la imagen del tiburón se les vino a la cabeza.
Rápidamente el barco viró y se preparó un bote. Vieron a William en el agua, nadando. Desde la cubierta observaron que se mantenía bien a flote mientras el bote iba hacia él a toda velocidad. De pronto, en el instante que hacía frente a una ola, el hombre emitió un horrible chillido. Al mismo tiempo se produjo una gran conmoción en el agua y su cabeza desapareció. Unos instantes después el bote llegó al lugar, pero demasiado tarde. Las olas estaban teñidas de sangre. El feroz pez y su víctima ya estaban en las profundidades. Cómo cayó Newbury al agua es un misterio.
La P&O tenía líneas regulares con la Península, con los puertos de Cádiz, Lisboa, Oporto y Vigo. Sin embargo, el
Arabia siempre estuvo adscrito a la ruta de la India, de modo que no parece probable que aquel nefasto día hubiese partido desde este último puerto.
 |
Fotografía del Arabia tomada de la extraordinaria página www.photoship.co.uk. |
Sea como fuere, los datos de que disponemos son tan escasos que resulta prácticamente imposible adivinar la especie implicada. Si confiamos en las impresiones de los testigos, lo que tenemos es un tiburón grande (al menos lo bastante como para ser tenido como tal desde la cubierta), que al parecer llevaba unos días siguiendo el barco, y que en cuestión de unos minutos se abalanzó sobre el desafortunado marinero y se lo zampó sin miramientos (es decir, un bicho muy osado e insistente, y tremendamente hambriento). ¿Qué tiburón podría ser capaz de una cosa así en estas latitudes? En otras zonas del planeta uno pensaría inmediatamente en un tiburón tigre (
Galeocerdo cuvier), por ejemplo, ¿pero aquí? La especie está citada en las Canarias, Madeira y las Azores, pero existen dos registros fiables mucho más al norte: uno nada menos que en Islandia y otro, más reciente, en la costa atlántica francesa, en el departamento del Charente Marítimo (2), además de alguna cita dudosa en las Islas Británicas. Estos últimos casos, extraordinariamente raros, eran probablemente ejemplares errantes que por algún motivo indescifrable llegaron tan lejos a lomos de la corriente del Golfo. ¿Pudo haber ocurrido algo similar en 1908? Tal vez no debamos descartar esta posibilidad, por rara que parezca.
Ni el cailón (
Lamna nasus) ni su pariente tal vez más agresivo y nervioso, el marrajo (
Isurus oxyrinchus), parecen encajar en un comportamiento de esta naturaleza, por más que el primero se acerca bastante a la costa y puede incluso internarse en las rías siguiendo a sus presas y a algún pesquero. Por su parte, la tintorera (
Prionace glauca), aun siendo una especie eminentemente oceánica, y por tanto curiosa y oportunista, es lo bastante cauta como para no lanzarse así como así sobre la primera cosa que se encuentra en el agua sin investigarla bien investigada. Solo se me ocurren dos especies capaces de hacer una cosa así: el tiburón oceánico (
Carcharhinus longimanus) o el tiburón blanco (
Carcharodon carcharias).
Me hago cargo de que lo del
longimanus suena, como poco, un pelín raro. Pero antes de descartarlo pensemos en lo siguiente: primero, en aquellos años de principios del siglo XX era uno de los tiburones más abundantes del océano; segundo, su rango de temperatura es lo bastante amplio (entre 18 y 28ºC) como para poder permitirse con toda tranquilidad una incursión veraniega hasta esta parte del Atlántico norte, y más si es siguiendo a una lata de comida; cualquier guía seria que consultéis incluye nuestras costas en su posible zona de distribución. Por otro lado, se trata de un tiburón de hábitos oceánicos, oportunista y sumamente curioso e insistente a la hora de investigar lo que se encuentra en su camino, y muy agresivo si de lo que se trata es de comer. De hecho, ha sido protagonista de numerosos episodios similares a este. Y en cuanto a tamaño, puede superar los 3 metros y medio. En definitiva, convendréis en que este perfil es de sospechoso número 1.
 |
Jaquetón océanico (Carcharhinus longimanus). Foto de Robin Baird. |
En cuanto al sospechoso número 2, el gran
Carcharodon carcharias, pues ya os imagináis que a primera vista es el candidato perfecto: se trata de un animal grande, que puede superar los 6 m, extraordinariamente inteligente y curioso, y desde luego un potente y eficaz depredador. Por más que no existen registros claros en el mar de Galicia (3), las características de nuestras aguas encajan perfectamente con sus preferencias. Ahora bien, ¿es posible que un tiburón blanco haya seguido un buque de gran tonelaje a lo largo de varios días hasta poder llevarse a las fauces algo más que restos de comida? Quién sabe.
Evidentemente todo esto es hablar por hablar, una discusión casi
bizantina a la que se le puede aplicar aquello de "tanto te digo una
cosa como te digo la otra". No existe un solo argumento que pueda decantar la balanza hacia uno u otro lado, o que sirva para descartar definitivamente a cualquiera de los demás candidatos. Todo depende de nosotros, de lo que cada uno desee creer. Personalmente, las dos ideas me resultan sugerentes, seguramente más la segunda, aunque solo sea porque sería un argumento más para defender la presencia, siquiera esporádica, de tiburones blancos en Galicia.
Pero ¿qué opina el lector?
 |
Punta de Fisterra (Foto Toño Maño). |
El
Arabia
permaneció 18 años en activo. Construido en 1898 por Caird &
Company Greenock, desplazaba 7903 toneladas brutas, 4167 netas y 5051
tpm en un casco de 152,32 m de eslora, 16,45 m de manga y 8,15 m de
calado. Tenía una sola hélice movida por una máquina de triple expansión de 11000 ihp. Podía transportar hasta 317 pasajeros en primera clase y 152 en
segunda, o bien 2500 soldados, además de diversa carga. El 6 de
noviembre de 1916 fue torpedeado y hundido por el submarino alemán UB43 a
112 millas al suroeste del cabo Matapan, Grecia. No hay constancia de que los supervivientes hubiesen tenido algún desafortunado encuentro con tiburones.
______________________
(1) Debo agradecer a Chris Moore el envío del recorte de prensa.
(2) Este es el ejemplar de 3 m capturado en Francia en 2007.
 |
Foto tomada de la página Sud Ouest. |
(3) Véase el post ¿Hay o no hay tiburones blancos en Galicia?