Diversidad, biología, evolución, ecología, pesca, conservación, evolución, con especial atención a las especies presentes en Galicia.

jueves, 28 de agosto de 2014

Apristurus en Galicia

Pejegato abisal (Apristurus profundorum). Foto: Toño Maño.

No sabemos lo que tenemos.
Los muestreos que en el 2011 se llevaron a cabo en el banco de Galicia bajo el proyecto INDEMARES están arrojando unos resultados sencillamente espectaculares, sacando a la luz un patrimonio natural oceánico mucho más rico de lo que imaginábamos.
Hace pocas semanas se publicaba un valioso trabajo¹ firmado por Rodríguez-Cabello, M. Pérez y el maestro Rafael Bañón que daba cuenta de los primeros registros en el mar de Galicia de tres tiburones de aguas profundas extraordinariamente raros y muy poco conocidos, todos pertenecientes al género Apristurus, el de los colayos o pejegatos (familia Pentanchidae, o, para muchos, Scyliorhinidae², orden Carcharhiniformes): el pejegato abisal (Apristurus profundorum), el pejegato fantasma blanco (Apristurus aphyodes) y el pejegato narizón (Apristurus melanoasper).
La mayor parte de los Apristurus de que tenemos noticia viven en aguas muy profundas, desde los 500 hasta casi 2000 m, o más. Estas cotas los dejan fuera, por el momento, del alcance de las artes de profundidad, lo cual, por un lado, significa que están a salvo del peligro, pero por otro, debido a la escasez de registros, hacen que sean grandes desconocidos para la ciencia, tanto en lo que respecta a su biología como a la identificación de especies válidas. Puede decirse que estamos ante el género más amplio y menos conocido de todos los tiburones... y también el más confuso en términos taxonómicos, con permiso de los Centrophorus.

Apristurus sp. fotografiado en el fondo marino por un vehículo no tripulado. Fuente: people.whitman.edu
Hasta ahora se conocen unas 37 especies de pejegatos. De ellos, una tercera parte se ha descrito exclusivamente a partir de un holotipo; al menos cuatro holotipos se han perdido o han desaparecido tal vez para siempre; y la identificación de cerca de otro tercio se ha hecho sobre la base de un número exiguo de ejemplares. La conclusión no puede ser otra que algunas especies probablemente sean de dudosa validez³. Como contrapartida, la amplia distribución del género hace pensar que muy probablemente, a medida que vamos ampliando el conocimiento —todavía muy pobre de la fauna del talud continental de muchas zonas del Planeta, el descubrimiento de especies nuevas se va a incrementar sustancialmente.

Apristurus profundorum. Foto: Toño Maño.
Características generales del género Apristurus. Al escaso número de registros y la cuestionable validez de algunas especies, hay que añadir el problema de la identificación. Salvo algunos casos, los Apristurus son muy puñeteros, si me permitís la expresión. No son excesivamente difíciles de reconocer como grupo: todos tienen un morro más o menos alargado y espatulado (aplanado dorsoventralmente), y, junto con la cabeza, expandido lateralmente; narinas grandes con pequeñas solapas anteriores y sin conexión con la boca; pliegues labiales bastante largos; dorsales pequeñas, sin espinas y en posición muy retrasada; aleta anal muy larga, de forma más o menos triangular, y separada de la aleta caudal por apenas una muesca o escotadura; caudal alargada; y coloración uniforme, entre otros rasgos.

Fuente: Samuel P. Iglésias. Chondrichthyans and Cyclostomata from the North-eastern Atlantic and the Mediterranean (A natural classification based on collection specimens, with DNA barcodes and standarized photographies). Provisional version 07, 1 April 2013. http://www.mnhn.fr/iccanam
Características individuales. Sin embargo, individualmente ya es otro cantar, porque muchas veces los caracteres significativos que nos permiten distinguir una especie de otra son tremendamente sutiles y difíciles de captar para los no especialistas (y para algunos especialistas también). Muchas especies son tremendamente parecidas entre si, y sus aletas y cuerpos blandos, fácilmente deformables en algunos puntos, dificultan sobremanera la toma de biometrías y, por tanto, su identificación, aun habiéndose mejorado notablemente los descriptores morfológicos en estos últimos 20 años gracias a diversos trabajos de revisión del género. Por poner un ejemplo un poco superficial, los cuatro pejegatos de la imagen de arriba parecen claramente diferentes en cuanto al color y la forma de ciertas partes del cuerpo; pues bien, los dos primeros son en realidad de la misma especie, Apristurus laurussoni o colayos de Islandia; el tercero es un pejegato narizón (A. melanoasper) y el cuarto un pejegato fantasma blanco (A. aphyodes). Esto quiere decir que rasgos morfológicos en apariencia tan evidentes como pueda ser el color no significan nada por si solos, sino que deben ponerse en relación con los demás. Los mayores especialistas en Apristurus recomiendan nada menos que 75 biometrías, además de cómputos vertebrales, dentales y del número de vueltas de la válvula espiral. Y si es posible, todo ello complementado con una muestra de tejido para un análisis genético. Igualmente, como ocurre con otros tiburones, otro elemento que se tiene en consideración es la forma, tamaño y disposición de los dentículos dérmicos de ciertas zonas del cuerpo, como el margen dorsal de la aleta caudal. Genética y morfología están destinadas a ir de la mano, a apoyarse la una en la otra.

La experiencia más extraordinaria que he tenido el privilegio de vivir como apasionado de los tiburones de aguas profundas. Invitado por unos buenos amigos, Gonzalo y Rafa, pude no solo observar, in situ, el proceso de identificación de varios Apristurus, sino participar en él, cuando me animaron a tomar las biometrías de un par de ejemplares, por supuesto bajo su atenta supervisión. El ejemplar del que me estoy ocupando, que resultó ser un A. profundorum, no procedía del banco de Galicia, sino de Terranova. En este link de Ecología Azul podréis ver a Rafael Bañón y a Gonzalo Mucientes en acción.
Los tres grupos de Apristurus. Para poner un poco de orden en todo esto, Nakaya ha distribuido los Apristurus en tres grupos bien diferenciados, que bautizó con el nombre de una especie tipo. El primero, el más pequeño y reconocible, es el grupo longicephalus, caracterizado, como su nombre indica, por tener un morro extremadamente largo. En cuanto a los otros dos, de morro claramente más corto:
  • Grupo brunneus: Válvula espiral con 15-22 vueltas, surco labial superior más largo que el inferior, y canales sensoriales supraorbitales discontinuos.
  • Grupo spongiceps: Válvula espiral con menor número de vueltas, entre 7 y 12; surcos labiales superiores casi iguales o claramente más cortos que los inferiores; canales sensoriales supraorbitales continuos.
Las especies del grupo brunneus tienden a tener un cuerpo esbelto, dientes más pequeños y se les encuentra con mayor frecuencia por encima de los 1000 m. Por el contrario, las del segundo grupo presentan, en general, un cuerpo más robusto, dientes más grandes y se les suele encontrar más allá de los 1000 m; los longicephalus estarían en un término medio. Curiosamente, la morfología de las cápulas-huevo (todos los Apristurus cuya biología reproductiva conocemos son ovíparos) que se han podido conseguir y analizar parece corroborar esta división. Las cápsulas de las especies brunneus presentan largos zarcillos en cada extremo, que sirven para anclarlos a alguna roca u organismo sésil, mientras que las especies spongiceps carecen de ellos, lo que hace pensar que simplemente son depositados sobre el sustrato. Todo apunta a una divergencia evolutiva del grupo spongiceps y su grupo hermano longicephalus a partir del brunneus, que ha sido confirmada por diversos estudios moleculares.

Y aquí lo dejamos, en el mismo borde del oscuro y enmarañado bosque de los pejegatos, recorrido por sendas tortuosas repletas de obstáculos, de arenas movedizas y de ramales que no llevan a ninguna parte. Sería una temeridad pensar siquiera en ofrecer de forma clara y organizada las claves de cada especie, y además tampoco era el objetivo de este post. Baste decir que, por lo que respecta a nuestros Apristurus "paisanos", el A. aphyodes y el A. profundorum pertenecen al grupo spongiceps, y el A. melanoasper, al grupo brunneus. A partir de aquí, nos iremos ocupando de cada uno de ellos en su correspondiente monográfico.

Apristurus spongiceps o colayo cabeciblanco. Foto de la NOAA tomada de Wikipedia.

Los Apristurus del banco de Galicia. La gran mayoría de los pejegatos muestreados durante la campaña INDEMARES fueron A. aphyodes, con 18 ejemplares, 7 machos y 11 hembras, capturados entre los 1460-1809 m; de A. profundorum, solo se encontró una pequeña hembra, a 1460 m; y de A. melanoasper también otra hembra, a 1683 m, estableciendo, de paso, un récord de profundidad para la especie.
Curiosamente, todos eran ejemplares juveniles... Y uno no puede evitar sentir el deseo tan fugaz como disparatado de valorar este último dato en clave simbólica, como cifra de la insospechada biodiversidad de nuestra gran montaña submarina y como una promesa de futuro. Qué absurdo, verdad.


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¹Cristina Rodríguez Cabello, M. Pérez & Rafael Bañón (2014). Occurrence of Apristurus species in the Galicia Bank Seamount (NE Atlantic). Journal of Applied Ichthyology, 1-10, doi:10.1111/jai.12480. 
²Tradicionalmente se consideran los Apristurus como un género de la familia Scyliorhinidae. Sin embargo, cada vez más científicos los engloban dentro de una familia diferente, Pentanchidae. Véase Claves de los Carcharhiniformes.
³David A. Ebert (2013). Deep-Sea Cartilaginous Fishes of the Indian Ocean. Vol. 1 Sharks. FAO Species Catalogue for Fisheries Purposes. No. 8, Vol. 1. FAO, Rome, p. 167.
Kazuhiro Nakaya, Keiichi Sato, Samuel P. Iglésias & William T. White (2008). Methodology for the taxonomic description of members of the genus Apristurus (Chondrichthyes: Carcharhiniformes: Scyliorhinidae). En P. R. Last, W. T. White & J. J. Pogonosky (Eds.). Descriptions of New Australian Chondrichthyans. CSIRO Marine & Atmospheric Research Paper, No. 022, pp. 49-60.

Mesa de trabajo. El calibre y el paper de Nakaya, imprescindibles.
Kazuhiro Nakaya & Keiichi Sato (1999). Species grouping within the genus Apristurus (Elasmobranchii: Scyliorhinidae). En B. Séret & J.-Y. Sire (Eds.) Proceedings of the Indo-Pacific Fish Conference, 1997, Nouméa. Société Française d'Ichtyologie & Institut de Recherche pour le Développement, Paris, pp. 307-320.
Esquema de los dos modelos de canales sensoriales supraorbitales: arriba el continuo, correspondiente a un A. fedorovi; abajo, el discontinuo, correspondiente a un A. brunneus. Fuente: Nakaya y Sato (1999).
Véase Brooke E. Flammang, David A. Ebert & Gregor M. Caillet (2007). Egg cases of the genus Apristurus (Chondrichthyes: Scyliorhinidae): Phylogenetic and ecological implications. Zoology 110 (4), pp. 308-317. doi: 10.1016/j.zool.2007.03.001.


jueves, 21 de agosto de 2014

Zorro negro (Alopias superciliosus)

Foto: Jason Arnold.

Zorro negro

Alopias superciliosus Lowe, 1841

(es. Zorro negro, zorro ojón; gal. Raposo ollón; in. Bigeye Thresher; port. Zorro olho grande.)

Orden: Lamniformes
Familia: Alopiidae


El zorro negro es el más misterioso y más amenazado de los tres zorros marinos que conforman la familia Alopiidae; es además el que ofrece un diseño corporal más extravagante, particularmente la cabeza... Pero por todo ello es quizá también la especie más interesante.
Parece obvio que su rasgo más característico son sus enormes ojos (de donde le viene el apelativo "ojón", así como su nombre científico, super+ciliosus), cuya peculiar disposición, extendidos hacia la superficie dorsal de la cabeza, le permite detectar a sus presas desde abajo, recortadas contra la superficie, mientras nada lentamente camuflado en las profundidades, el color oscuro de su dorso haciéndolo prácticamente invisible.
Sin duda, un animal fascinante que merece ser conocido... antes de que acabemos con él.

Fuente: CEPSUL, ICMBio.
Descripción: Cuerpo robusto, cilíndrico, terminado en una caudal larguísima, cuyo lóbulo superior casi alcanza la longitud corporal. Las órbitas de los enormes ojos se extienden hacia la superficie dorsal. La cabeza presenta un característico "casco" o coraza claramente delimitada por unos surcos laterales con forma de V. A diferencia de los demás alópidos, la superficie dorsal de la cabeza entre los ojos es ligeramente plana, no curvada. El morro es largo y apuntado.
La primera dorsal está situada más cerca de las aletas pélvicas que de las pectorales. Las aletas pectorales son muy grandes y de ápice no tan afilado como en el A. vulpinus. Las pélvicas son también grandes, aproximadamente de la misma altura que la primera dorsal. La segunda dorsal y la anal son diminutas; la primera está más adelantada que la segunda.
En cuanto a la librea, presenta en el dorso un color azul oscuro plomizo a violáceo, o gris oscuro con un tono parduzco, que va aclarándose progresivamente hacia la superficie ventral, de un tono blanquecino sucio. No hay cambios bruscos de color ni franja blanca encima de las aletas pectorales.

Foto: Gonzalo Mucientes.
Dentición: Dientes parecidos a los del zorro (Alopias vulpinus): base ancha con una sola cúspide de bordes lisos relativamente estrecha e inclinada. A diferencia del A. vulpinus, los dientes del A. superciliosus son más grandes y menos abundantes: están dispuestos en 19-27 hileras en la mandíbula superior y 20-24 en la inferior; el tercer diente superior es de tamaño similar a los demás, no más pequeño.

Fuente: flmnh.ufl.edu
Talla: Miden entre 100-140 cm al nacer¹ y pueden llegar a alcanzar al menos los 480 cm de longitud total. Los machos maduran entre los 270-290 cm y las hembras entre 330-350 cm,

Reproducción: Vivíparo aplacentario (ovovivíparo) con oofagia. El zorro negro tiene la menor tasa reproductiva de todos los alópidos, que ya de por si es baja en extremo: tienen de 2 a 4 crías por camada (sobre todo 2), y una maduración muy tardía para una especie con una esperanza de vida de 19-20 años: los machos maduran a los 9-10 años y las hembras entre los 12-14 años.
El periodo de gestación es probable que sea de unos 12 meses, pero faltan evidencias que lo confirmen; los partos se producen a lo largo de todo el año, aunque en el Atlántico parecen ser más frecuentes en otoño e invierno. El Estrecho de Gibraltar es una zona de cría.

Fuente: Apex Predators Program, NOAA / NEFSC, a través de fishesofaustralia.net.au
Dieta: Se alimenta principalmente de peces pelágicos gregarios de tamaño mediano a pequeño como arenques, sardinas, lanzones y peces aguja; peces de fondo como la merluza, y también cefalópodos y crustáceos. Es un cazador visual: se sirve de la peculiar anatomía de sus ojos para localizar a sus presas desde el fondo, y utiliza su cola para aturdirlas o matarlas, blandiéndola como un látigo.
Al menos en el Mediterráneo hay constancia de que se atreve con bichos más grandes e indudablemente más peligrosos. En 1994 apareció en Tavolara (una pequeña isla al norte de Cerdeña) una hembra de 4 m con un enorme tajo en la frente, justo entre los ojos, de cuyo interior se logró extraer un trozo de 15 cm perteneciente al pico de un pez espada. Cabe la posibilidad de que haya sido el pez espada quien atacó al tiburón sin que hubiese provocación alguna.

Hábitat y distribución: El zorro negro es una especie que ocupa una amplia variedad de hábitats: epipelágica, nerítica y epibéntica. Se encuentra tanto en aguas de la plataforma continental e insular próximas a la costa como en mar abierto, desde la superficie hasta, por lo menos, los 723 m de profundidad.
Aunque suele encontrársele en zonas donde la temperatura del agua en superficie oscila entre los 16-25ºC, parece tratarse de un tiburón euritermo (es decir, capaz de soportar grandes variaciones de temperatura). Recientemente se han detectado patrones de desplazamiento vertical: por el día permanece durante más de 8 horas a profundidades de entre 300 y 500 m, en temperaturas de 6-12ºC, y por la noche asciende hasta los 10-100 m, donde la temperatura es de 20-26ºC.
El tipo de hábitat tal vez determina que el zorro negro solo posee endotermia craneal, a diferencia del zorro común, de aguas más frías, que es corporal, como en los marrajos²

Elaboración propia a partir de Ebert et al. 2013.
Distribución mundial en aguas templadas y tropicales. En esta parte del Atlántico las capturas suelen ser esporádicas: Islas Británicas, golfo de Vizcaya, Portugal, Azores, Madeira, Canarias, etc. Es un potente nadador, capaz de desplazarse distancias superiores a las 1500 millas, de modo que, al menos en determinadas áreas, las variaciones en sus números y distribución pueden depender de factores relacionados con migraciones estacionales que es fundamental conocer³. Este mismo año (2014) hemos conocido el primer registro en aguas del sureste de la India.
En aguas gallegas es bastante menos frecuente que el zorro común (Alopias vulpinus). El 5 de febrero de 1999 apareció un ejemplar a pocos metros del muelle de Cesantes (Redondela), en plena ensenada de San Simón, al final de la ría de Vigo. Medía 351 cm, "de los cuales 167 correspondían a la cola". Posteriormente, en julio del 2008, se encontró otro ejemplar en playa América, Nigrán.

Foto: Gonzalo Mucientes.
Pesca y estatus: Tiene un gran interés comercial, puesto que se aprovecha integralmente, si bien su carne no es tan apreciada como la del A. vulpinus. Se captura con palangre, redes de deriva, etc.
Como ya apuntamos, la biología reproductiva de la especie la hace muy vulnerable a la sobrepesca. Se han constatado importantes caídas de sus poblaciones a nivel global, en algunas zonas se encuentra al borde de la extinción... o ya extinguida. Un informe de la FAO sostiene lo siguiente: "A menos que se demuestre lo contrario, lo prudente es considerar la especie como completamente explotada o sobreexplotada a nivel global". Los datos de capturas no suelen ser fiables, dado que normalmente se descarga mezclado con las otras dos especies de zorros marinos. Lo que quiere decir que es probable que las cifras sean a la baja. En los dos lados del Atlántico norte, EEUU y UE, su captura, descarga, trasbordo y retención a bordo están terminantemente prohibidas. Figura en el Apéndice I de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, que obliga a los diferentes estados a cooperar para su conservación. Incluido en el Anexo II de la CMS en noviembre de 2014.

Está incluido en la Lista Roja de la IUCN bajo el estatus global de Vulnerable. No obstante, en el Atlántico occidental, las poblaciones del norte y zona centro están calificadas como En peligro, y la del sur Casi amenazada. En el Mediterráneo, el estatus es de Datos incompletos.


>> Para más información sobre otros alópidos véase Colas de zorro (fam. Alopiidae) y Zorro (Alopias vulpinus).

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¹Posiblemente las tallas de nacimiento vienen determinadas por parámetros geográficos o ambientales. Así por ejemplo, parece que los neonatos del Pacífico NW son los más grandes. Véase Che-Tsung Cheng, Kwang-Ming Liu & Yung Chou-Chang (1997). "Reproductive biology of the big eye thresher shark, Alopias superciliosus (Lowe, 1839) (Chondrichthyes: Alopiidae), in the northwestern Pacific". Ichthyological Research, vol 44, Issue 2-3, pp. 227-235.
²C. A. Sepulveda, N. C. Wegner, D. Bernal & J. B. Graham (2005). "The red muscle morphology of the thresher sharks (family Alopiidae)". Journal of Experimental Biology, 208, 4255-4261. doi: 10.1242/jeb.01898.
³Hiroaki Matsunaga & Kotaro Yokawa (2013). "Distribution and ecology of the bigeye thresher shark Alopias superciliosus in the Pacific Ocean." Fisheries Science, Vol 79, Issue 5, pp. 737-748.
A. M. Gowthaman, P. Jawahar & V. K. Venkataramani (2014). "New occurrence of big eye thresher shark Alopias superciliosus lowe, 1841 in Gulf of Mannar, southeast coast of India". Indian Journal of Geo-Marine Sciences, Vol 43(5), pp. 883-885.
Véase Estanislao Fernández de la Cigoña & José Manuel Oujo (1999). "Sobre o achado dun tiburón da especie raposo do mar ollón, Alopias superciliosus, no interior da ría de Vigo, Cesantes (Redondela), no inverno de 1999". Fauna das augas galegas: Crustáceos, peixes, réptiles, aves e mamíferos. Colección Natureza Galega vol. XIV. AGCE/IGEM, Vigo, pp. 21.24.
Los autores no ofrecen datos sobre el sexo ni estado de conservación. Tal vez fuese un descarte, o tal vez el animal se internó en la ría desorientado o enfermo. Al no haberse practicado necropsia alguna, la cuestión queda en el aire.
Véase Rafael Bañón, Gonzalo Mucientes et al. (2010). "Marine fishes from Galicia (NW Spain): An updated checklist." Zootaxa, 2667, p. 4.
Información tomada del informe sobre la especie elaborado por la IUCN Red List.


lunes, 11 de agosto de 2014

Colas de zorro (fam. Alopiidae)

Zorro (Alopias vulpinus). Foto: Scott Sheehan.
La inconfundible familia de los zorros marinos, Alopiidae, comprende tres especies, dos de las cuales están presentes en aguas de Galicia: el zorro (Alopias vulpinus) y el zorro negro (Alopias superciliosus).
Los alópidos pertenecen al orden de los Lamniformes, como los marrajos, el tiburón blanco, el peregrino, o el tiburón duende, con los que comparten rasgos anatómicos como un cuerpo cilíndrico con cinco pares de largas aberturas branquiales laterales, ojos sin membrana nictitante situados delante de las comisuras bucales, narinas sin barbillones, válvula espiral anular, etc. [véase Claves de los Lamniformes].
Es evidente que el elemento que los distingue como grupo es la forma característica de su enorme aleta caudal, cuyo lóbulo superior puede llegar a tener la misma longitud que el resto del cuerpo. Los zorros la emplean para cazar: utilizándola a modo de látigo para aturdir o matar a sus presas favoritas (peces medianos a pequeños y cefalópodos).

Zorro pelágico (Alopias pelagicus) golpeando una bola de sardinas con su larga cola en isla Pescador, Filipinas. Fuente: Simon P. Oliver et al. (2013)¹
Identificar tiburones zorro resulta sumamente sencillo si sabemos poner el ojo en el lugar adecuado, como se suele decir. Vamos allá:


A. Ojos enormes, cuyas órbitas se extienden hacia la superficie dorsal. Cabeza con un característico casquete cefálico delimitado por unos surcos laterales en forma de V; la superficie entre los ojos es plana. Morro largo y apuntado. Dientes grandes: 19-27 filas en la mandíbula superior y 20-24 en la inferior. Primera dorsal situada más cerca de las aletas pélvicas que de las pectorales. Color gris azulado a parduzco, oscuro en el dorso que va aclarándose progresivamente hacia la superficie ventral, que es de un tono blancuzco que no llega a extenderse por encima de las pectorales. Alopias superciliosus (zorro negro).

Alopias superciliosus. Fuente: www.pacificsharks.org.
Foto: Gonzalo Mucientes.

>B. Ojos de tamaño más reducido, no extendidos hacia la superficie dorsal. Cabeza sin "casco" y de superficie fuertemente arqueada entre los ojos. Dientes más pequeños y dispuestos en un mayor número de filas que en A. superciliosus. Primera dorsal en posición intermedia entre las aletas pectorales y las pelvianas, o ligeramente más próxima a las primeras.

     B.1. Cabeza ancha, de morro corto y frente fuertemente arqueada. Boca con surcos labiales. 32-52 filas de dientes en la mandíbula superior y 25-50 en la inferior. Pectorales falcadas y apuntadas. Color gris azulado con tonos casi metalizados (en fresco) en el dorso y blancuzco en la superficie ventral, extendiéndose por encima de las aleas pectorales; el cambio de color es brusco e irregular. Alopias vulpinus (zorro).

Alopias vulpinus. Foto: Toño Maño.

     B. 2. Cabeza estrecha, con el morro más alargado que la especie anterior y la frente casi recta. Boca sin surcos labiales. 41-45 filas de dientes en la mandíbula superior y 37-38 en la inferior. Pectorales no falcadas y de ápices anchos, no apuntados. Color azul intenso en el dorso y blanco en el vientre, pero nunca sobre las aletas pectorales. Alopias pelagicus (zorro pelágico).

La inmensa mayoría de las imágenes de alópidos vivos en en su medio que podéis encontrar en la red y en los documentales corresponden a esta especie del Indopacífico; existen pocas del zorro negro (A. superciliosus) y muy pocas del zorro común (A. vulpinus). Tal vez por eso no son pocas las ocasiones en las que observamos errores de identificación, particularmente con este último. El truco más sencillo para evitar confusiones (o que nos quieran dar gato por liebre) es fijarse en las aletas pectorales: si hay una franja blanca encima, es un A. vulpinus; si no la hay, un A. pelagicus, además de lo ya dicho (forma del morro y pectorales, etc.).

Alopias pelagicus. Fuente: divernet.com.

Es curioso notar que de estas tres especies de alópidos sólo una, el zorro (Alopias vulpinus), es propiamente endoterma, como los marrajos: sus paquetes de musculatura roja se encuentran dispuestos en el interior corporal albergando la rete mirabile [véase La musculatura del tiburón]. El zorro negro (Alopias superciliosus), en cambio, solo posee endotermia craneal. Esto tal vez está relacionado con el tipo de hábitat preferente de cada especie: el A. vulpinus es la especie con una distribución más amplia en latitudes altas; la del A. superciliosus es más reducida, si bien diversos estudios de telemetría han demostrado que pasa gran parte de las horas diurnas en profundidades donde el agua ronda los 6-12ºC; en cambio, el A. pelagicus se encuentra en la franja tropical y subtropical².

Todos los alópidos figuran en la Lista Roja de la IUCN con el estatus de Vulnerables. Sus poblaciones están disminuyendo a un ritmo alarmante, y en algunas zonas del planeta la caída ha sido increíble. Se trata de la segunda familia de tiburones más amenazada después de los angelotes (Squatinidae). Su carne, aletas, hígado son muy apreciadas, pero su tasa reproductiva, excesivamente baja, los hace muy vulnerables a la sobrepesca. En España y la UE su captura está prohibida.

> Véase: Zorro (Alopias vulpinus) y Zorro negro (Alopias superciliosus).

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¹Simon P. Oliver, John R. Turner, Klemens Gann, Medel Silvosa, Tim D'Urban Jackson (2013). "Thresher Sharks Use Tail-Slaps as a Hunting Strategy". PLoS One 8(7): e67380. doi: 10.1371/journal.pone.0067380.
²C. A. Sepulveda, N. C. Wegner, D. Bernal & J. B. Graham (2005). "The red muscle morphology of the thresher sharks (family Alopiidae)". Journal of Experimental Biology, 208, 4255-4261. doi: 10.1242/jeb.01898.

martes, 5 de agosto de 2014

Una cría de tintorera en Corrubedo


Esta tintorera (Prionace glauca) se la encontraron hoy a mediodía unos niños en la playa da Ladeira, Corrubedo. Su sorpresa fue morrocotuda, aunque parece que se levantó algo más que expectación entre los bañistas que observaron como se llevaban el tiburoncito hasta el puesto de vigilancia.
A mi llegada, los de Protección Civil ya se lo estaban llevando para las dependencias municipales, a la espera de que viniesen los de la CEMMA para estudiarlo, pero amablemente me dejaron echarle un vistazo y hacerle unas fotos.

Se trataba de un pequeño macho de alrededor de 60 cm (medidos a ojo y deprisa y corriendo), copia exacta miniaturizada de las tintoreras que vemos en los documentales de la tele. Como se puede apreciar en la imagen, todavía no se le había cicatrizado el punto de inserción del cordón umbilical. Vamos, que era una cría de poco más o menos la edad de los niños que la habían encontrado.


Y es que las tintoreras se nos parecen mucho. Su modo reproductivo, de hecho, es muy parecido al de las personas: durante su gestación, que dura entre 9 y 12 meses, los embriones reciben alimento directamente de la madre a través de un cordón umbilical, en una conexión de tipo placentario. Esto se conoce como viviparismo placentario [véase Reproducción VI: Viviparismo placentario]. Los partos tienen lugar en primavera y verano, y, a diferencia de nosotros, desde el mismo momento en que nacen, los pequeños son independientes, están perfectamente formados y preparados para salir adelante por sus propios medios. En la subespecie española del Homo sapiens este paso puede demorar unos 30-40 años.

Las crías de tintorera miden al nacer entre 35-44 cm (algunos autores sostienen que por encima de los 50 cm), y suelen permanecer en sus zonas de cría hasta que alcanzan los 130 cm aproximadamente, que viene a ser más o menos cuando cumplen los 2-3 años. No es habitual encontrárselas tan cerca de nuestras costas, pero tampoco es algo fuera de lo normal. La costa de Galicia forma parte de su área natural de cría. Se ven muchas tintoreras a pocas millas de tierra y de vez en cuando pues es inevitable que aparezcan en una playa. De hecho, los de Protección Civil me comentaron que hace pocos días aparecieron otras dos crías en la zona de Corrubedo. El año pasado fue particularmente prolífico en el número de avistamientos, lo que dio lugar a algún que otro articulito en prensa... un tanto recargado de sensacionalismo... [véase Sobre la supuesta "plaga" de tintoreras en Galicia].


Lo que importa, lo que todo el mundo debe saber, es que no hay absolutamente motivo alguno para la alarma o la preocupación. Primero, porque estos bichos son peces normales y corrientes, como los mujos o las sardinas, y no están ahí para atacarnos, sino para crecer y hacerse mayores. Segundo, porque como es obvio su tamaño no da para tanto. Tercero, porque sus papás y mamás, que pueden llegar a superar los 3 metros y medio, no vienen con ellos, sino que, bien al contrario, viven a muchas millas de nuestros flotadores: los papás se largan tan pronto termina la cópula, y las mamás, tan pronto dan a luz (son bichos muy inteligentes). Y cuarto, porque ni siquiera comen personas, no les interesamos lo más mínimo; la base de su alimentación son peces medianos y pequeños, cefalópodos, otros tiburones... e incluso algún pájaro que decide echarse la siesta en la superficie. De momento, la abuela puede seguir bañándose tranquila, y el resto de la familia también.

Praia da Ladeira.

Como curiosidad, estas fotos fueron tomadas hoy mismo a una milla al sur de Oia. Qué diferencia verlas vivas, a que si.


>> 18 de agosto: Acabo de recibir otras dos fotografías de una cría de tintorera de tamaño parecido a las de arriba. Fue capturada, además, en una zona relativamente próxima a Corrubedo, en Porto do Son, hacia las cuatro de la tarde del pasado viernes 15. Como veis, también estaban bastante cerca del pueblo.

Fotos de José Luis Rodríguez Muñiz.

>>Más sobre crías de tintorera en la costa: Sobre la supuesta "plaga" de tintoreras en Galicia.